¿IGUALDAD DE GÉNERO EN LA JEFATURA DE ESTADO?. EN EL AÑO 2022 TODAVÍA ES UNA UTOPÍA
El análisis que presento a continuación se basa en un extracto de una noticia publicada en el diario El País, con fecha 15/09/2022, de la cual reproduzco a continuación el extracto de la misma objeto de este post. El título de la noticia es "Última hora de Isabel II, en directo 2.000 asistentes, entre representantes de casas reales y líderes políticos, acudirán el lunes al funeral de la reina", y el párrafo que me ha llamado la atención el siguiente:
Fuente: https://elpais.com/internacional/2022-09-15/ultima-hora-de-la-reina-isabel-ii-la-capilla-ardiente-en-directo.htmlEn este extracto del artículo se mencionan aquellos miembros de las casas reales y jefes de Estado del mundo que, a fecha del artículo, han confirmado la asistencia al funeral de la Reina de Inglaterra.
¿Y qué es lo que me ha llamado la atención?; algo tan elemental como que, en la relación de nombres, tanto de casas reales como de jefes de estado, únicamente aparece una mujer como "representante principal" (Margarita de Dinamarca), usándose en este blog el término de "representante principal" para referirme a la persona que aparece nombrada primero en las parejas, dando así a entender que es esa persona la persona que ostenta el cargo, y no la persona consorte.
Las casas reales son una institución en las que continua vigente la ley sálica que regula la sucesión a favor del varón, o se encontraba vigente cuando se produjo el nombramiento de la persona que ostenta el cargo actualmente. Este hecho diferencial y anacrónico puede explicar esta desigualdad.
En el caso de los jefes de estado, que son elegidos por sufragio y de forma periódica, el 100% de los casos se corresponde con hombres, apareciendo únicamente una mujer como presidenta de uno de los órganos de poder de la Unión Europea. Si tenemos en cuenta la posición que ocupa cada uno de estos países en el Global Gender Gap 2022 (tabla, 1) vemos que en la mayor parte de los países mencionados se sitúan en el primer tercio del rankin mundial, y además, el número de representantes del género femenino que existe en el parlamento de cada uno de los países referidos a los jefes de estado en general ronda el 30% (gráfica 1), resulta incomprensible la falta de mujeres en la cúspide del poder ejecutivo de los países.
Como conclusión, parece claro que aún en aquellos países en donde las políticas de igualdad de género tienen mayor aplicación y calado en la sociedad, todavía hay determinadas áreas de poder que parecen reservadas en exclusiva al género masculino. Ya se ha mencionado una posible explicación a la inexistencia de mujeres como representante principal de las casas reales, pero resulta más complicado buscar una explicación en el caso de las jefaturas de estado; como apunte personal, un primer acercamiento para explicar esta situación podría ser una creencia generalizada de que una mujer, por el simple hecho de ser mujer, obtendría a priori, menos votos que un hombre, lo que conllevaría un resultado más desfavorable y, por lo tanto, los partidos políticos no presentan candidatas como cabeza visible.
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